La Sabiduría Ancestral de la Hoja Sagrada; La Coca, Madre y Abuela Cuenta la leyenda que, en un lejano pueblo, en el Manqhapacha (mundo interior), los abuelos y abuelas se reunieron para decidir cómo podrían ayudar a sus hijos, fortalecerlos y permitirles la conexión con los ancestros. Fue entonces cuando se eligió a una abuela de gran sabiduría, Inalmama, quien debía ser transformada en semilla y llevada al Akapacha (dimensión de los seres humanos).
Para
cumplir con esta misión sagrada, se escogió a un grupo de jóvenes, quienes, en
forma de tigres, jaguares, llamas, pumas, cóndores y serpientes, emprendieron
el largo viaje. Antes de comenzar su tarea, los jóvenes sembradores debían
esperar la señal del padre Sol. Un día, esa señal llegó: los rayos solares
iluminaron con fuerza la cima de una montaña conocida como Coripata, la “Montaña
de Oro”. Allí se realizó la ceremonia inaugural para la siembra de la hoja
sagrada.
Cuando
brotó esta planta, el padre Sol habló a los presentes: "Ésta es la hoja
sagrada que les otorgará la fuerza y la inspiración de los ancestros. En estas
hojas se encuentra la energía de la Pachamama (Madre Tierra), el ímpetu
de Pachakama (Padre Cosmos), la sabiduría del Wayra Tata (Abuelo
Viento), el fuego sagrado de Ninatata (Abuelo Fuego), la fluidez de la
Kotamama (Madre Agua) y la fuerza de inicio del Tata Illapa (Abuelo
Rayo). Esta hoja es medicina y alimento, y les señalará el camino, abriéndoles
sendas posibles e imposibles. Compartan la hoja sagrada entre ustedes; antes de
hablar, entren en el silencio profundo que permita la reflexión y la toma de
decisiones desde el corazón."
Para
muchos pueblos originarios, tanto dentro como fuera de Bolivia, la coca no es
simplemente una planta; es una madre, una abuela sagrada, que nos acompaña en
nuestras actividades cotidianas y en las ceremonias. La hoja de coca es nuestra
guía, el vínculo espiritual que nos conecta con el mundo de los ancestros y con
la energía universal. Más allá de sus comprobadas propiedades curativas, como
el tratamiento de afecciones graves como la diabetes, la coca es un espíritu
unificador. Al akhullicar (masticar la coca), no solo consumimos la
planta, sino que establecemos un diálogo profundo con ella, conectándonos con
el espíritu de la hoja, Inalmama, a través de un lenguaje sagrado
interno.
La
coca es profundamente respetada, ya que es el medio de comunicación entre el
ser humano y otras formas de existencia. Nos permite entender el lenguaje de la
Pacha (la vida). En nuestras comunidades, la mujer guarda la coca en su tari
(bolsa de tejido), y el varón en su ch’uspa (saco de tela). La hoja de
coca acompaña actividades de gran importancia y respeto, como el hilado, la
siembra y la cosecha. En cada una de estas labores, es indispensable akhullicar
para pedir permiso y obtener la ayuda necesaria.
Sin embargo, no solo los individuos realizan este acto. Antes de comenzar cualquier actividad, siempre se akhullica a la Pachamama, pidiendo su permiso y guía. En las reuniones comunitarias, todos nos sentamos en círculo, y en el centro debe estar el tari con las hojas de coca. Antes de iniciar cualquier diálogo, se pide permiso al espíritu de Inalmama para que nos permita comunicarnos con sinceridad y claridad, con la asistencia de los abuelos y las fuerzas cósmicas. El acto de akhullicar nos introduce en un silencio profundo, facilitando la reflexión y la conexión con la armonía del mundo. La Madre Coca, o Coca Mama, nos ofrece equilibrio y claridad en nuestras decisiones, guiándonos hacia el camino correcto. Cuando nos enfrentamos a decisiones difíciles o inciertas, echamos las hojas de coca al viento, confiando en que nos señalarán la senda adecuada según el flujo del tiempo y el diseño cósmico. Los pueblos ancestrales no nos guiamos únicamente por la razón. Sabemos que el corazón y la sabiduría de la vida se encuentran en las hojas de coca. Por ello, la Inalmama es un elemento esencial en las vidas de hombres y mujeres andinos, vallunos, del Chaco y de la Amazonía. No caminamos solos: la hoja sagrada nos acompaña siempre, tal como acompañó a nuestros abuelos desde los albores de los tiempos y seguirá guiando a nuestros hijos y nietos, porque ella es vida, es nuestra fuerza, y nuestra conexión eterna con el cosmos.
"El
Akulliko: Un Ritual Andino de Bienestar Conocido en Bolivia como
akulliko, pijchu o bolo, el hábito de masticar hoja de coca es una tradición
ancestral arraigada en la cultura andina. Esta práctica consiste en formar
pequeñas bolitas con las hojas frescas y colocarlas entre la mejilla y las encías.
Los beneficios del akulliko son múltiples y han sido reconocidos por las
comunidades andinas durante siglos. Algunos de los efectos más destacados
incluyen: Mayor oxigenación: La hoja de coca ayuda a mejorar la
absorción de oxígeno en el organismo, lo que se traduce en una mayor energía y
bienestar general. Alivio de molestias: Tradicionalmente se utiliza para
aliviar el mal de altura, el hambre y la fatiga. Propiedades
antiinflamatorias: Sus componentes ayudan a reducir la inflamación y el
dolor. Salud bucal: Numerosos testimonios sugieren que el akulliko
contribuye a mantener una dentadura sana. Fortalecimiento del sistema
inmunológico: La hoja de coca es rica en antioxidantes que ayudan a
proteger el organismo contra enfermedades. Vitalidad y longevidad:
Muchas personas que practican el akulliko reportan una sensación de vitalidad y
una mejor calidad de vida.
Un
Mal Entendido; A pesar de sus múltiples beneficios, la
hoja de coca ha sido estigmatizada debido a su asociación con la cocaína. Sin
embargo, es importante destacar que la cantidad de cocaína presente en una hoja
de coca es mínima y no produce los mismos efectos psicoactivos que la droga
procesada. Una Invitación a Experimentar; Si visitas Bolivia, te
invitamos a sumergirte en esta ancestral tradición y experimentar los
beneficios del akulliko. Imagina recorrer los centros históricos, admirando la
arquitectura colonial, mientras disfrutas de un akulliko en compañía de los
lugareños.